quarta-feira, julho 13, 2005

Adler

Estacioné mi auto por Analco, junto al popomóvil, que siempre que lo veo me recuerda a la campaña, iba decidida a acabar de leer el libro que me prestó Deyanira, esperar un poco a Salo, y saber qué era eso tan importante que me quería decir. Cuando crucé el boulevard 5 de Mayo, sentí que alquien me seguía, pensé que era uno de esos locos sicópatas que les gusta nalguear a cuanta mujer se les atravieza en el camino, y como yo ya he tenido pésimas experiencias de ese tipo, decidí acelerar el paso. Justo en el momento en el que llegué a la entrada del café, escuché una voz familiar que me saludaba, era Adler, eran los mismos ojos y la misma forma de mirarme que alguna vez amé; muchas veces cuando camino por las calles del centro siento que en cualquier momento, cuando dé la vuelta en una esquina, me lo voy a encontrar, ami viejo, desgastado y derrotado Adler, el que siempre me conoció, pero nunca fue capaz de entenderme. Y no pudo aparecer en un mejor (¿o peor?) momento, mis ánimos en estos deliciosos días lluviosos andan por los suelos, y ya que mis amigos están en la sierra, no -me- hayaba (¿así se escribe?) un consuelo, asi que allí estaba Adler, para decirme que me quería, para darme toda esa energía que siempre me dió, para herirme y consolarme por mi viaje frustrado a Cozumel el año pasado -porque no era una buena idea-, y para ayudarme a entender que el viaje que voy a hacer este año será trascendental. Porque este año, sí voy a hacer un viaje para encontrar-lo, aquello que vi en mis sueños (lo que sea que eso signifique).

2 comentários:

Alberto Espejel Sánchez disse...

una de dos, o ahora éstos dos post formar un nuevo manual de encuentros y regresos y viejas voces que de nueva cuenta saludan, o has tenido una semana sumamente _______________ (no sé qué adjetivo quede)

sea lo que sea es innegable que ha ocurrido y que, una vez leído, sólo queda saltar a otro blog, tal vez el mío, quiero escribir algo

greetings from da really distant big-city

Alberto Espejel Sánchez disse...

qué pues, ¡¿por qué siempre tengo faltas ortográficas cuando te dejo un mensaje?!