domingo, julho 20, 2008

Mi tristeza

Cuando nació mi Tristeza, la crié con esmero, y la protegí con amorosa ternura.
Y mi tristeza creció como todas las cosas vivientes, fuerte y hermosa y llena de mil encantos.
Y nos amábamos mi tristeza y yo, y amábamos el mundo que nos rodeaba; porque mi tristeza tenía bondadoso el corazón, y mi corazón rebosaba también amabilidad por mi tristeza.
Y cuando hablábamos mi tristeza y yo, nuestros días eran alados y nuestras noches estaban adornadas de sueños; porque mi Tristeza era elocuente, y yo también era elocuente con mi Tristeza.
Y cuando cantábamos juntos, nuestros vecinos se asomaban a sus ventanas para escucharnos porque nuestros cantos eran más profundos que el mar, y nuestras melodías estaban llenas de extraños recuerdos.
Y cuando caminábamos juntos mi Tristeza y yo, las gentes nos miraban con afecto y susurraban palabras de indecible dulzura; y había algunos que incluso nos miraban con envidia, porque mi Tristeza era un ser noble, y yo estaba orgulloso de mi Tristeza.
Pero un día se murió mi Tristeza, como mueren todas las cosas vivientes, y me quedé a solas con mis reflexiones.
Y ahora, cuando hablo, mis palabras suenan pesadas a mis oídos.
Y cuando canto mis vecinos no se asoman ya a escuchar mis canciones.
Y cuando camino por las calles, ya nadie me mira.
Sólo en mis sueños oigo voces que dicen compadecidas: “Miren, ahí está el hombre al que se le murió su Tristeza.

Gibran Jalil Gibran, El Loco

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