sexta-feira, fevereiro 02, 2007

Hace un mes en la playa

El día que llegamos, los pelícanos (no pájaros pero sí aves) invadieron el mar, tal vez era temporada de peces apetitosos o algo así, porque no se podía ni nadar, movias el brazo por aqui, dabas una patada por allá, y a cada momento tenías que pedirle perdón a uno de esos especímenes. La primer tortuga marina que vi estaba muerta (a las vivas las vi encerradas en una pecera), se encontraba a la orilla de la playa, sin carne en la cabeza, tienen un interesante cráneo, se parece un poco al de los pájaros. ¿O será que era temporada de muertos? porque también vi como unos zopilotes comían un poco de cadáver de pelicano. En la noche la luna llena nos alumbraba tanto que parecía de día, un conejo me sonreía a lo lejos, en ese momento todos nos volvimos un poco locos. Mac gyber consiguió una fogata para la señorita Ú, y junto al calor del fuego yo le contaba a Julio historias sobre chanekes, nos sugestionamos tanto que vimos como uno de ellos corría por la arena. De regreso a "casa" -si al hostal del terror, donde los niños te persiguen con palos para pegarte y una bruja española te desea buen viaje, se le puede llamar así- un gato pasó junto a mi pantorrilla, me acompañó hasta el panteón donde no pudo seguir el camino porque un perro le ladró, aún sigo pensando que ese gato era algo más, ¿un chaneke?, nah los chanekes son niños sin ojos. Mientras estaba ahi pensé "ojalá nunca tuviera que regresar" pero ya ven que estoy aqui, en la aburrida realidad.

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